domingo, 30 de septiembre de 2012

De resaca





Me desperté y el dolor intenso me obligó a volver a cerrar los ojos. Sabía lo que era: resaca. Volví a abrirlos, lentamente, giré un poco la cabeza y observé con una sonrisa el adonis que dormía a mi lado. Completamente desnudo, bello, maravilloso, con un dulce respirar, y había sido mío durante toda la noche.

Sentía ganas de ir al baño, la ingesta de alcohol apretaba la vejiga. Yo también estaba desnuda, y a los pies de la cama, vi mis bragas, las que él me arrebató y lanzó al aire. Un par de metros más allá, a la entrada de la habitación, estaban mi falda y mis zapatos, y en el pasillo que conducía al lavabo, también en el suelo, estaban mi blusa y mi sujetador. Recordé cómo él me fue desnudando desde que entramos en su casa; cómo cerró la puerta, me arrinconó contra la pared y empezó a besarme de una manera que hasta dolía, antes de ir desnudándome mientras no sé cómo, seguíamos caminando hacia su cama, mientras él me dejaba completamente desnuda.


Me levanté, cogí mis bragas y una camiseta suya que había en una silla y me fui al baño. Me miré en el espejo, y tenía…un muerdo en mi labio! Llegó a morderme realmente, por eso sus besos dolían, y en cambio, yo no quería que parase de hacerlo. Me senté en la taza del baño y al hacerlo, sentí un leve dolor en el ano, que hizo que contrayera por unos segundos mis esfínteres antes de volver a relajarlos para poder hacer lo que había ido a hacer allí. Mientras orinaba, se me vinieron a la mente esos momentos en que él, después de haberme deleitado con una intensa sesión de sexo oral que culminó en tres orgasmos por mi parte casi consecutivos, pasó a acariciar con su lengua todo mi ano.
Yo, acostumbrada a no ofrecer muy habitualmente ese agujero, me contraje un poco, pero él, en contrapartida, separó las nalgas de mi culo con sus manos, fuertemente, y se dedicó aún con más esmero. Cuando esta parte estaba bastante dilatada, él me giró y me puso a cuatro patas. Con el giro y todo lo que había bebido, sentí un mareo impresionante, pero se evadió casi por completo cuando sentí cómo metía su polla de un solo e intenso empujón en mi culo. Grité ante una sensación que me parecía a la vez, dolorosa y placentera. Seguí gritando pues sentía dolor, quizás “aquello” no había dilatado lo suficiente, y en cambio sentía placer, y él empujaba cada vez más y más, y con más fuerza, y yo cada vez sentía más placer…. Pero alguna secuela me quedó por la mañana, por lo visto.


Fui después a la cocina, buscando la cafetera para preparar café. Todo estaba completamente ordenado y limpio, y fue fácil encontrarla. Preparé mi taza y busqué un cigarrillo en mi bolso. Mientras fumaba y bebía con cuidado, pues el calor de la taza hacía más intenso el dolor de mi labio inferior, pensaba en cómo empezó todo, pocas horas antes. Cumpleaños de mi amiga Tere en un local de copas. Entre los invitados su primo Toni, al que apenas conocía y no veía desde la época del instituto. Toni, aquel chico enclenque, tímido y casi sin amigos, se había convertido en un hombre atractivo, muy interesante, y con una personalidad tan arrolladora que cualquiera hubiera sucumbido sin dudarlo ante cualquiera de sus deseos.
Y todas parecimos volvernos locas ante su presencia, pero él se fijó en mí. Unas cuantas copas, unas risas rememorando épocas de nuestra juventud, un roce de su mano en mi pierna…. Y de pronto me vi en su casa, en su cama, junto a su cuerpo y él dentro del mío.

¿Por qué me eligió a mí? Pensaba en eso mientras me desnudaba en el baño para darme una ducha y me miraba en el espejo. ¿Qué tenía yo de especial? Y…¿qué era aquello? Un moratón en uno de mis pechos. Se me erizó todo el vello y se me endurecieron los pezones al recordar cómo él succionaba mis pechos y mis pezones, con dulzura por momentos, con furia en otros… y la furia me provocó placer, y un chupetón en un lugar inhabitual. En la época del instituto tuve que disimular alguno en el cuello, pero en las tetas….
La ducha de Toni tenía uno de esos grifos con termostato que permiten regular y elegir la temperatura del agua. Templada. Muy caliente me dolería en el cuerpo que ya tenía muy dolorido, y muy fría me haría gritar hasta no soportarlo. Una ducha reconfortante. Utilicé su gel y al hacerlo recordé el olor de su piel… tuve toda la noche su piel jugando con la mía, y ahora me iría de allí de nuevo impregnada en su olor.
Como sucede en las escenas de muchas películas, Toni podía haberse despertado al sentir el aroma del café o al sentir el sonido de la ducha, y entonces habríamos acabado follando como locos bajo el chorro del agua o sentados en la cocina conversando sobre lo que había pasado, y si se iba a repetir o no. Pero esto no sucedió; Toni se empleó a fondo y estaba completamente dormido, supongo que resacoso también aunque yo bebí más que él.

Tras el café, el cigarro, la ducha y una aspirina que encontré en el armarito de su baño, me sentía mucho mejor. Empecé a vestirme, descartando las medias que quedaron destrozadas en la vorágine de besos y caricias mientras me desnudaba. Mientras me vestía pensaba qué debía hacer, cómo debía irme: ¿sin decirle nada?, o ¿dándole un beso de despedida y despertándole? ¿o le dejaba una nota con mi número de teléfono anotado pidiéndole “llámame”?  (No pude evitar una sonrisa al recordar aquel chiste ya viejo “ya mamé”).

Opté por dejarle una nota, no sin antes volver a mirarle de arriba abajo e imaginarme cómo sería sentirle de nuevo: “Toni, te dejo café hecho. Tu ducha maravillosa. Gracias”. No le dejé mi teléfono, ni hice mención a mis “heridas de guerra”. Él podría localizarme fácilmente, si así lo deseaba, a través de Tere. Y si no lo hacía, pues yo tendría una noche memorable que recordar incluso mucho tiempo después de que moratón, molestias y herida labial desapareciesen. 


Dedicado a alguien a quien (espero que encuentres la pista en el texto y sepas que me refiero a ti) , aunque ya pedí disculpas por un malentendido, nunca lo hice públicamente. Espero que te sirva, y de paso a ver si te animas ya y me invitas a tomar unas copas. Yo haré el café por la mañana.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Premio Liebster





Hace tres días, a través de un comentario en una de las entradas de este blog, recibo el mensaje de un lector (al que yo desconocía por completo en ese momento) otorgándome un premio por mi blog. Enseguida acepto gustosa, y le dejo comentarios de agradecimiento, en su blog y en el mío.
Y como sucede con todos estos premios que se otorgan a blogs, la condición imprescindible es que a la vez tú lo otorgues a otros blogs. Supongo que la intención es ir publicitando blogs, dándolos a conocer. Pero también reconozco que a la larga se pueden convertir en una de esas cadenas pesadas, como esos mails en cadena que tantas y tantas veces recibimos. Por tanto, uno nombra a los blogs que le toque premiar según las cláusulas del premio. Y yo haré lo mismo, pero entenderé perfectamente que alguien no lo recoja ni siga la cadena. No importa.
El placer para mí está en el reconocimiento público hacia algunos blogs y sus autores-as; lo demás no importa.
Y placer también produce recibirlos, porque eso quiere decir que alguien ha pensado en ti, o que a alguien le gusta medianamente lo que haces, escribes o transmites. Por mi parte he de decir que me emociona enormemente, pues he estado mucho tiempo pensando que este blog sería sólo un experimento, ver si podía hablar de otros temas, pero nunca pensé que alguien llegaría a leerlo y menos aún a seguirlo. Y Belkis se ha convertido en mi alter ego (un día hablaré de los dos).

Este premio me ha sido otorgado por Vlixes:

Y me ha llenado de emoción curiosa, pues no le conocía. Sigo sin conocerle aún, y lo que él no sabe es que cuando sigo un blog con cierta asiduidad, me invade una curiosidad inmensa (casi siempre saciada) por saber cuanto más mejor de la persona que se esconde tras sus líneas.
Y dicho esto (cómo me enrollo!) paso a explicar en qué consiste el premio:

Copio literalmente de Vlixes:
Los Premios Liester (en alemán, favorito) son una interesante iniciativa destinada a promocionar pequeños blogs, en cuanto al número de visitas se refiere, a través de una cadena de premios simbólicos que los propios bloggers otorgan. Es decir, cada blogger que recibe el premio en reconocimiento a su blog, debe, a su vez, otorgar un nombramiento igual a otros 5 blogs de su elección. Sólo debe cumplir unas simples normas:
1-    Copiar y pegar el premio en el blog enlazándolo con el blogger que se lo ha otorgado.
2-  Premiar a tus 5 blogs favoritos con la condición de que tengan menos de 200 seguidores y dejarles un comentario en sus entradas para notificarles que han ganado el premio.
3- Confiar en que continúen la cadena premiando a su vez a sus 5 bloggers preferidos.

Y mis premiados son:
1-      http://elsenorsombrio.blogspot.com.es/  de Lord Shadow tiene un blog variado, con anotaciones humorísticas, vídeos musicales, relatos eróticos, vídeos “subiditos de tono”… y toda ello unido por un buen sentido del humor y el buen ambiente que él, como auténtico caballero que es, logra crear en su estancia.
2-      http://elunicoygenuinotorpeman.blogspot.com.es  de Torpemán. Nos describe situaciones de las relaciones entre hombres y mujeres, con un acentuado sentido del humor y con una elocuente creatividad. Intenta en ocasiones hacernos ver –supongo que a las féminas- que es algo torpe en estas cuestiones pero día tras otro creo que demuestra todo lo contrario. Torpemán no tiene contador de visitas ni cuadro de seguidores, pero no me importa y yo le otorgo este premio igualmente.
3-       http://garbi24.blogspot.com de Joan Gasull. Joan tiene un blog en catalán; los dos escribimos en lenguas diferentes pero nos entendemos a la perfección, y eso no nos impide que nos leamos mutuamente. (Inciso para decir que a mí la lengua que más me interesa, al menos cuando soy y actúo como Belkis, es la que me permite intercambiar fluidos). Joan escribe sobre temas muy variados, es un gran observador de la realidad, las gentes, los acontecimientos….y escribe sobre cualquier tema a veces con un excelente sentido del humor y otras con un espíritu crítico; otras veces, mezclando ambos. He de destacar su sección 69 paraules: microrelatos con una creatividad impresionante, con finales inesperados en muchas ocasiones, con juegos de palabras muchas otras, con aires cargados de sensualidad otras….y todos ellos tienen en común que están escritos con 69 palabras, ni una más, ni una menos.
4-      http://nosotrosnosotrosdos.blogspot.com.es por Nosotrosdos, ella y él. Ella y él son una pareja, argentinos. Narran sus vivencias más sensuales abiertamente, sin pudor y con completa naturalidad. Su blog es erótico pero real, donde los relatos han sido vividos por ellos mismos, donde las imágenes son las de ellos mismos. De ellos me atrae enormemente la descripción de una sexualidad viva, ávida y creciente a una edad que algunos ya consideran “madura” y que, como ellos han explicado en más de una ocasión, se conocieron a través del mundo virtual (me atrae poderosamente la idea de descubrir dónde está esa línea que separa lo virtual de lo real). Además, me hacía ilusión enviar este premio también “al otro lado del charco”.
5-      http://amowhor.blogspot.com.es No sé cómo ni cuándo me topé con Amowhor. Me atrapó y me estimuló mucho simplemente leyendo su perfil, que transcribo: “Constructor de sueños, arquitecto en la noche,bebedor de libros,fumador de secretos...”. No le sigo desde hace tanto tiempo como para poder definir porque engancha, seduce, atrapa pero lo logra. Hay que visitarle para sentirlo.

Y esto es todo y os aseguro que elegir a cinco no ha sido tarea fácil. Se me ha quedado mucha gente en el tintero a la que sigo, leo, admiro y aprecio pero hoy ha sido así. A los nominados, deciros que por mi parte no hace falta que continuéis la cadena….me sentiré agradecida, reconfortada y afortunada de seguir leyendo lo que vayáis publicando.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Estoy que ardo






Sucedió hace justo una semana.
Estaba yo tan ricamente en mi despacho, era media mañana, algo más de las doce. Una mañana de vértigo, de prisas, de llamadas, de temas que cerrar y una reunión que se montaba con los jefes en el despacho situado a mis espaldas.

Cuando todo parecía relajarse un poco y yo estaba casi decidida a darme un respiro de cinco minutos ante un aromático café, se va la luz en el edificio y suena la alarma de emergencia. Los compañeros de los despachos contiguos me preguntan a mí si se trata de un simulacro de emergencia, porque se supone que yo debo saber cuándo va a haber un simulacro. Y así es, pero cuando lo hay, yo no lo digo porque si no…vaya mierda de simulacro sería!
Pero no, yo no sabía nada e intento tranquilizar al personal diciendo que probablemente era la alarma del ascensor; si había habido un corte de electricidad, probablemente alguien se habría quedado encerrado. Tardamos menos de quince segundos en darnos cuenta de que aquello no iba en broma, y sin saber qué pasaba, empezamos a salir todos, deprisa pero sin pausas, sin precipitarnos pero sin detenernos, todo el mundo sabía a qué lugar debía dirigirse y los encargados de protección comprobaron que nadie quedase dentro. En cuestión de dos minutos, habíamos salido a la calle más de mil doscientas personas.

Ya en el exterior, me puse algo nerviosa porque me di cuenta de que aquello iba en serio. Pero no podíamos hacer nada más que esperar y quizás nos llegasen noticias, pues no sabíamos ni lo que estaba sucediendo aunque ya algunas personas comentaban que había humo y otras que olía a quemado.
Apareció en un par de minutos un camión de bomberos, con la sirena puesta. Dos minutos después, llegó otro camión.
Yo encendí un cigarrillo para calmarme pues estaba algo angustiada. Mis compañeros, más tranquilos que yo, empezaron con la guasa. “Ey Belkis, dos camiones…hoy te vas a poner las botas, eh?”

Dos o tres minutos después llegaron dos camiones más de bomberos, más ambulancia, policía y más gente que aún no sé muy bien qué hacían allí.
Había tantos bomberos corriendo por allí, con sus mangueras recias, sus cascos….y que mis ojos no daban abasto.
Parece ser que el incendio no fue tan excesivamente grave como parecía y sólo entraron al edificio uno de los grupos de bomberos. El resto, se quedó por allí; supongo que por si el fuego no se controlaba o se reavivaba.
A mí sí que se me estaba reavivando!!!! Pero yo disimulando, y soportando comentarios de algunos.

Se me acerca un compañero con un móvil última generación (es una especie de reportero de la empresa) y me pregunta: “Belkis, cuál te gusta más que te hago una foto con él”.
Yo, sin dudarlo, contesto: “El calvo, sin lugar a dudas”.
Otras risas y ahí parecía quedar todo.

De pronto veo a mi compañero P. que se salta el ficticio cordón de seguridad, se acerca a uno de los bomberos, se saludan, se estrechan la mano y charlan animadamente. Debían conocerse de algo.
Y veo que los dos, P. y el bomberito, se van acercando hacia el círculo de personas en el que yo me encontraba.
P. siempre indiscreto y muy bestia, me llama a voces: “Belkis, ven, mira…” y los dos, P. el burro y el bombero morenazo caminaban hacia mí.
Yo no daba crédito, me temblaban las piernas: “P. ni se te ocurra, no me hagas esto, aquí no….
Y pies para qué os quiero, desaparecí entre la multitud.

Después supe que P. y el bomberito morenazo son amigos. Que P. le convenció de hacerse una foto con una compañera (qué le contaría?) y que el chaval, muy profesional él, fue muy reticente pues estaba en pleno acto de servicio y podría tener algún problema.
E incluso yo podría haberlo tenido, como después le expliqué a P.

Todo quedó en un incendio considerable pero controlado. Hablo tanto del edificio como de mi persona.

Recreé la vista pero no pude deleitarme en nada más. Es como cuando te gusta el chocolate, y te ponen 50.000 bombones delante pero te atan las manos y te tapan la boca para que no puedas probar ninguno.
Entre mi círculo de más allegados compañeros, durante dos días se habló más de mí, de mis sensaciones y de lo que disfruté (joder! Si me quedé con unas ganas terribles!) y de si habría sido yo la causante del incendio, que del motivo del incidente o sus consecuencias.
Me lo apunto en mi lista de cosas pendientes por hacer: quiero un bombero, aunque sea por una noche, y que no esté de servicio pero que esté completamente al mío.

Por cierto… y por si a alguien le interesa, creo que puedo ser ardiente pero no soy una pirómana. El incendio fue provocado en un cuadro eléctrico por alguna causa que desconozco.


martes, 25 de septiembre de 2012

Por una razón u otra


Que levante la mano quien se masturbe al menos una vez a la semana. 
Ésa no, que es la que acabas de usar! (jejeje)

¿Os sentís identificados-as con alguno de estos colores del gráfico?:


domingo, 23 de septiembre de 2012

Escalofríos


A veces siento escalofríos ante la impotencia, la incompetencia, el egoísmo, la prepotencia, el narcisismo y algunas condiciones más del ser gilipollas.
Otras veces siento escalofríos de auténtico placer. 


Me estremece bailar desnudos:



Me estremece una caricia suave y a la vez profunda:



Me estremece un cálido beso en los labios:



Me estremece el porno casero:


martes, 18 de septiembre de 2012

Teje que teje





Nunca se me dio bien tejer. Supongo que nunca tuve el interés suficiente o la paciencia necesaria.

Entre niña y adolescente, y acompañada en todo momento por la sabiduría y la paciencia de mi madre, hice mis pinitos en ganchillo, en punto de cruz, en costura y en punto de agujas. Pero yo era impaciente, impulsiva. En vez de disfrutar del arte de crear algo con mis propias manos, quería verlo ya acabado. Si empezaba a dar algunas vueltas con la lana y las agujas, yo deseaba ya tener mi bufanda hecha.

Abandoné esas prácticas relativamente pronto y me dediqué a otras cuestiones.

Con los años he aprendido a ser más paciente, a saber esperar. Y esperar no quiere decir cruzarse de brazos para que algo llegue, suceda, termine o se produzca. Es como interiorizar un poco aquello de que “lo bueno se hace esperar”.

Hoy me siento como la araña, tejiendo pacientemente esa tela en la que tarde o temprano caerá una presa, una tela que además me sirva de refugio frente a algunos depredadores, alimentándome de ella misma cuando no hay otro alimento que llevarse a la boca.

He aprendido a tejer con paciencia, poco a poco, sabiendo que la presa que deseo llegará y la saborearé como se merece. Y que si el viento arrastra mi tela y mi trabajo ya hecho, empezaré una nueva.

Araña paciente que no teme a depredadores y que es lo suficientemente autosuficiente como para incluso descartar presas.



jueves, 13 de septiembre de 2012

Follow me o FóllaMe


No me diréis que a simple vista- y sin gafas- no parecen lo mismo!




Hace ya algunas noches me iba tarde para dormir, como de costumbre. Tenía un agotamiento bestial y eso que ni venía de ni iba a tener descomunales sesiones de sexo.
Al pasar delante del estudio, vi que tenía encendido el ordenador; y al acercarme para apagarlo, leí casi en diagonal lo que había en la pantalla.
Confieso que uso gafas. Sólo las necesito para leer y escribir. De hecho, puedo leer sin ellas, al menos hasta ahora.
Pero creo que será mejor que lea siempre con ellas puestas.
Leí en mi pantalla “100 folladores”. Madre mía! Un escalofrío orgásmico me recorrió todo el cuerpo.  ¿Cómo era posible, con lo que me está costando encontrar uno?
Parpadeo rápidamente, intentando despejar tanto el sueño como el cansancio, y me coloco las gafas: Followers.
¿Por qué blogger permite traducir toda la página de edición y seguimiento a cualquier idioma, el español en mi caso, y deja esa palabrita en inglés?
Me entró un cabreo! Pasé en décimas de segundo de sentirme una ninfómana que iba al fin a ser saciada a una pardilla con gafas, que sólo domina el inglés si es bajito y se deja (bueno, con que se dejase sería suficiente).
Así es que me dejo las gafas puestas que también estoy muy mona. Gracias de corazón a los followers por ser y estar pero  yo, en mis trece, seguiré esperando a los otros.


martes, 11 de septiembre de 2012

Gestos inequívocos


Un grupo de estudiantes sale de excursión a una estación de esquí. Al subir, la profesora les recuerda que han de llevar dinero en efectivo para pagar el tiquet del forfait:




domingo, 9 de septiembre de 2012

De tiendas



No sé si en otros aspectos también pero en ése nunca he sido demasiado femenina: nunca me ha gustado ir de tiendas, ni sola ni acompañada, ni ver trapitos y modelos ni nada relacionado con todo eso.
Supongo que influyen en ello dos cosas: una, que al no tener mucho tiempo libre voy a lo práctico. Si necesito unos tejanos, me los compro y punto. Mientras entren y me abrochen, y el precio sea razonable, no miro mucha cosa más, casi ni cómo me quedan. Y otra cuestión es que, al no haber tenido nunca una buena percha, un buen tipazo, pues daba igual lo que viese o me pusiese, todo quedaba mal.

Ahora he mejorado un poco pero hay cosas que se quedan grabadas en la piel como a  fuego, incluso las desagradables, y para mí ésta es una de ellas: odio ir de compras y de trapitos.

Mi amiga Andrea cumple años el 31 de diciembre, así es que el último diciembre nos fuimos las dos de compras pues decidí regalarle un vestido mono para Nochevieja. Ella tiene muy buen tipo y en cambio no le gusta cómo le queda nada: “esto me hace mucho pecho, esto me saca mucho culo, esto es demasiado largo, o demasiado corto,….” Y yo me maravillo viendo cómo descarta modelos por los que yo pagaría para que me entrasen, al menos alguna vez.

Cuando estábamos en la tercera de las siete tiendas que visitamos, y yo ya estaba atacada de los nervios y a punto de dejarle mi tarjeta de crédito y esperarla en alguna cafetería, se probó un vestido negro que a mí me encantaba. Para no fijarme mucho en trapitos, aquel vestido me gustó mucho.
Andrea se lo puso y, aunque le gustaba el modelo, no le gustaba cómo le sentaba a ella. Decía que le hacía algunas bolsas, que era un pelín grande, y no lo encontramos en otra talla para ella.
Le dije “Me lo voy a probar yo a ver cómo me queda, a ver si meto estas carnes en esas bolsas que a ti te sobran”. Y me lo puse, y entré, y me miré al espejo y hasta me gusté.
La tela tenía una caída que disimulaba bastante mi panza y mis enormes pechos; en contrapartida, era demasiado ceñido y marcaba demasiado el culo y mis considerables caderas. Andrea decía que me veía guapísima y hasta yo me veía diferente. No lo pensé dos veces; me quité el vestido y me fui con él para la caja, diciéndole a Andrea que la esperaba fuera.
Andrea tardó cuatro horas en elegir su vestido para Nochevieja; yo, cinco minutos.

En Nochevieja me lo puse. Fue una noche familiar y nadie hizo ningún comentario sobre mi vestido. Excepto mi madre, que me dijo que estaba espléndida. Pero…¿existe alguna madre para la que sus hijos o hijas no sean guapísimos y espléndidos?
El vestido, además de mono, es práctico ya que por su forma y textura puede utilizarse tanto en invierno (con un buen abrigo y medias, por supuesto) como en verano. Y volví a ponérmelo en una cena de trabajo en junio. En esta ocasión, no pasé tan inadvertida, aunque no me comí un rosco, como siempre.
Y la tercera y última vez que me lo he puesto fue este agosto, una noche que salí sola….. me sentía guapa y radiante como pocas veces! Raro en mí, pero era cierto. Embutida en mi vestido negro, dispuesta a comerme el mundo, y lo que fuese… Y nuevamente….no sucedió nada.

No importa, el vestido sigue gustándome, me siento sexy con él y eso pocas prendas –y pocos hombres- lo han logrado. 


sábado, 8 de septiembre de 2012

A ciegas pero no tanto: el objetivo



Cuando alguien accede o busca una cita a ciegas de entrada debe haber un motivo. Si has conocido o contactado con esa persona a través de una página del tipo www.sinofollasesporquenoquieres.com el objetivo de ese encuentro es más que evidente, igual que lo sería si la página se llamase www.amigosparasiempre.com

Pero a veces el objetivo no puede ser tan evidente, en otras ocasiones el objetivo puede ser “vamos a lo que surja”.Y luego está la gente más rara, como yo, que no tiene ningún objetivo, al menos no nada claro. Sé que mi objetivo no es buscar pareja y sé que algo a lo que aspiro es a escapar momentáneamente de la realidad.

Creo que es bastante importante que las dos personas que van a encontrarse tengan el mismo objetivo o, como mínimo, que cada cual sepa del objetivo del otro. Si no es así, el encuentro puede ser como poco aburrido, e incluso desagradable.

Como norma general, a mí no me suele gustar que un primer encuentro con alguien sea sexual. No es porque esté chapada a la antigua, “nada de sexo en la primera cita”. Es que esa primera cita tiene que servirme para averiguar si existe feelling, química.  Imagina que quedas con alguien y lo haces ya directamente en un hotel (yo no lo recomiendo, pero ya hablaremos de ello), y te encuentras frente a una persona que te cae bien, con la que puedes charlar de varios temas tomando una copa, pero que no te produce nada más…. ¿Qué haces con la habitación del hotel? ¿Te acuestas con esa persona igualmente sin sentir ninguna atracción en absoluto?, os largáis?, os ponéis a ver la tele…?
Un primer contacto evitaría estos inconvenientes. También puede suceder y de hecho sucede que ves a alguien –que además, previamente ya conoces de algo aunque sea de algunas charlas- y resulta que en pocos minutos esa química se nota, se percibe. Si es mutuo, adelante,… se aprovecha esa primera cita como si fuese la última, que a veces lo es.

Creo que lo mejor es ir a una cita a ciegas (pero no tanto) sin demasiadas pretensiones, dejándose llevar, a ver qué sucede. Eso sí: no estaría mal que alguno de los dos tuviese un as bajo la manga, un plan B. Si ninguno de los dos contempla esa posibilidad, se puede dar el caso de tener ganas y no tener dónde.
Un primer contacto puede abrir puertas, o cerrarlas. Yo he tenido alguna cita a ciegas donde mi compañero y yo hemos tomado unas cervezas, y hemos repetido tomando cervezas, sin que sucediera nada más. Ni sucederá, pero nos hemos pegado unas risas que, sin llegar a provocarnos un orgasmo, nos han dejado muy buen cuerpo.



martes, 4 de septiembre de 2012

Ellas bailan solas




Venga, chicas, animaos, no es para tanto. Ya sé que mostrarse desnudas en público da algo de pudor, pero sólo es la primera vez; luego se supera y puede que hasta lleguéis a encontrarle el gustillo.

¿Qué pasa si creéis que ya no tenemos edad para eso? La desnudez no tiene edad, y alguna vez fuimos jóvenes y la belleza innata a la juventud nos acompañó, no? También hay un refrán que dice que quien tuvo, retuvo; pues algo nos quedará de aquella belleza de antaño.

¿Teméis que algunas miradas se centren en nosotras? Pues sólo podemos cerrar los ojos para no verlas. Eso nos protegerá ante una equívoca sensación de vergüenza pero también nos perderemos alguna mirada de deseo que nosotras hayamos provocado.

¿Qué se nota mucho que la fuerza de la gravedad empieza a causar estragos en nosotras? ¿Alguien está libre de ello?

Ya no sé qué deciros para convenceros de que sentir el sol sobre nuestra piel desnuda nos provocará placer, mucho placer. Y cuando notemos que el calor empieza a agobiarnos, veréis también que el baño puede ser infinitamente más satisfactorio sobre la piel desnuda.

Al fin cogemos una toalla, nos estiramos, ponemos música y a disfrutar. Me incorporo un poco y os miro fijamente… desde luego ya os vale, cada una a su puta bola, cada una derramándose por un lado diferente, esto ya no es lo que era. Tanto empeño en convencer a mis tetas de que el topless es una maravilla a pesar de los pesares y luego ellas bailan libremente, y no al unísono precisamente.




lunes, 3 de septiembre de 2012

Hablar con propiedad



De una manera casual (en el cibermundo siempre ocurre casi todo por casualidad) me topo con alguien. Realmente, creo que más bien se topa él conmigo.

Intercambiamos unos cuantos correos electrónicos con las consabidas presentaciones. Todo es muy correcto, ameno, divertido… y de momento, mi voz de alarma (una vocecilla interior que a veces se pone a dar gritos) no me indica nada sobre el sujeto, lo cual es una buena señal.

Entonces él se ofrece a enviarme una foto. Yo no se la pido, porque nunca pido nada que no esté dispuesta a ofrecer. Una vez advertido, acepto y además le invito a participar en la sección de imágenes cedidas de este blog.

Me pregunta qué parte de su cuerpo quiero ver en fotografía. Y, después de pensarlo un poco, le digo que una fotografía de su tronco.

Supongo que dudó un poco ante mi respuesta y me envió esta fotografía.

Debí hablar con más propiedad y pedir una foto de su abdomen. Ahora, ante la visión de estos dos troncos, dan ganas de abrazar uno y agarrarse al otro.