Llevaban juntos más de quince años.
Ni él ni ella se planteaban quien de los dos puso más, o cuál de los dos se
esforzó menos. El caso es que la rutina se había instalado en sus vidas, la
monotonía en su cama y el desamor (que no es lo mismo que el odio) estaba a
punto de caerles torrencialmente encima como un cielo negro encapotado de
verano.
Habían llegado a ese punto en que,
como rezaba aquel chiste, había más defectos que virtudes, aquel punto en que “aquel
precioso lunar que tienes cielito lindo junto a la boca”, se había convertido
en el deseo de “quítate ya esa verruga, so bruja!”.
El defecto de él que ella menos
soportaba ya eran sus ronquidos nocturnos. Ese ruido sordo y seco la impedía
dormir, y hasta pensar, y casi ningún recurso de los muchos que llegó a
utilizar para apagarlos o amortiguarlos funcionó.
Una de esas noches ella estaba al
borde de un ataque de nervios. Pensó fugazmente en coger una almohada,
colocársela en la cara y acabar con aquel ruido.
Así es que, sigilosamente (aunque no
hiciese falta pues él no se iba a enterar), se levantó, se desnudó
completamente, dio la vuelta a la cama, hacia el lado de él, apoyó una rodilla
a un lado de la cama, abrió sus piernas, y apoyó la otra rodilla al otro lado
de sus hombros, quedando colocada de tal manera que si se inclinaba un poco
hacia adelante, su coño caería literalmente sobre su cara.
Y lo hizo. Puso su coño abierto sobre
la cara de él. Él dio un bufido como para recuperar su respiración, y cuando
abrió los ojos se encontró a su mujer sobre su cara, restregándose sobre su
puntiaguda nariz, dejándosela totalmente mojada. Estaba estupefacto y, aunque
no intentó moverse, tampoco hubiese podido ya que ella se sujetaba con sus
manos al cabecero de la cama y con sus piernas le presionaba fuertemente los
hombros.
Como pudo, balbuceó: “Pero ¿qué coño
haces?”
Ella contestó: “Que te calles, que no
puedo dormir. Que estoy hasta el coño de oírte roncar. Así es que….come y
calla!”
Y él, inusualmente, obedeció.
Introdujo su lengua en aquella abertura húmeda y empezó a lamer con el ansía de
quien tiene mucho hambre de madrugada.
Ella siguió hablando, mientras se
movía sobre él, guiando con sus caderas el movimiento y la dirección que tenía
que seguir la lengua de él. Pero su voz, aunque seguía sonando enérgica, cada
vez era más entrecortada: “…¿creías que no sería….capaz de hacerte callar?.....mmmmm…mira,…ahora
no roncas….pero sigue…tú come y no respires…mmmm”, y se mezclaba con el dulce
chapoteo que inundaba ya toda su cara.
Entonces ella soltó una mano, apretó
la cabeza de él más aún contra su coño, y se corrió en su boca. Evidentemente,
no era la primera vez que ella lo hacía, pero quizás sí que fuese la primera en
que lo hacía con rabia, con placer pero con rabia, y en la que no pensaba
corresponderle.
Deslizó su raja satisfecha por la
cara de él unas veces más hasta que se calmó de nuevo su respiración, se
incorporó y volvió a su lado de la cama.
Aquella noche ella durmió bien…en
mucho tiempo.
UMMMMM!!! PERO QUE BUEN METODO PARA DEJAR DE RONCAR,,, YO QUIERO RONCAR TODAS LAS NOCHES Y PROBAR ESE REMEDIO.
ResponderEliminarUNA HISTORIA EXCITANTE Y A LA VEZ MUY DIVERTIDA.
UN BESAZO BELKIS!!!
Lord Shadow, pero si todas las noches hay que practicar este método....bueno, yo creo que lo haría con gusto. Besazo
EliminarAmiga Belkis: Interesantisima terapia, caramba. Sería bonito que cundiese el ejemplo. ;)
ResponderEliminarAmigo Chuan, podría cundir....el mundo está lleno de roncadores!
Eliminarjajajaja que bueeeeeen método!!
ResponderEliminardormir igual no, pero coño, que a gusto te quedas!!
decero, eso digo yo. Y encima, durante un rato ni lo oyes!
EliminarPues yo ronco un montón, y ni por esas....
ResponderEliminarToy, no me digas que no te funciona este maravilloso e infalible método antironquidos! Igual no has "comido" bien jejejeje
Eliminarummm delicioso y divertido,
ResponderEliminarbesos,
c,
c, divertido sí. Delicioso, no soy yo la más apropiada para decirlo. Por cierto...¿tú roncas? mmmmm
Eliminarjo també ronco....fins i tot despert tu...i no tinc pels a la llengua. Algú me'n posa?
ResponderEliminarBelkis, la has hecho buena!! Ahora tendré que buscarme un roncador... Aunque... ¿sirve el método con los que hablan en sueños?
ResponderEliminarPues yo no ronco, aunque me encanta que me obliguen a comer... y si me tiran del pelo... ufff!!!
ResponderEliminarBeso.
Genial.
ResponderEliminarJa ja ja ja ja ! ! !
ResponderEliminarEl método definitivo!
¿Has probado a enviarlo a los estudiosos del asunto? (Previo registro en patentes, no vaya a ser que "te lo roben")
¿Al reves también funciona?
Un abrazo
Menos mal que decidió matarle con el coño y no con el almohadón... con un remedio, que funciona también para las roncadoras, y que tendría versión fálica.
ResponderEliminarAunque la prota de primeras quería matarle, al final fue ella la que sucumbió. Lo que no sabemos es qué hizo si al rato él empezó de nuevo a roncar; quizás el ancestral remedio del siseo (chssss) por parte del compañero de cama o habitación fuera suficiente, pero aprendida la lección, apetecen formas mejores.
Belkis, genial... y genital.
(Por cierto, si por el foro hay algún roncador, o roncadora, que lo diga, a ver qué podemos hacer).
Supongo que dormir en pareja tiene cosas como estas jajajajaja
ResponderEliminar¡¡que mala eres!!
El caso es, que ellas también roncan. ¿Qué hago? ¿Pruebo metiéndole mi pene y mis huevos en su boca?
ResponderEliminarMoni.
Joan Gasull, jajaja, qué pillín eres! Roncar despierto no es roncar.
ResponderEliminarUol Free, creo que el método serviría igualmente para los que hablan soñando, pero tendría que ser más suave; los ronquidos son peores y más molestos (creo) y el castigo ha de ser proporcional. Y no te preocupes....das una patada y salen cientos de roncadores.
Teo, ¿te gusta que te obliguen? Algo así como..."o te lo comes todo, o te quedas sin tele"? jajaja. Beso.
Torpe Mán, como tú.
Vlixes, sí, lo bueno de este método es que sirve para los dos sexos.
De hecho, se trata de llenarle la boca con algo, podría ser también con un calcetín sudado jajaja. Pero...a que es más guay así? Besos.
Milady, la prota ya había probado muchos remedios, el del chisteo, las patadas, los codazos en las costillas,...jajajaja. Pero éste, además, da gusto. Y si te da muuucho gusto, luego te puedes dormir como una bendita y dejar de escuchar.
Maestro, dormir en pareja, no; dormir con un roncador. ¿Mala yo????
Moni, sí, como he dicho creo que el método funciona igual para los dos sexos. Te recomiendo, sin embargo, que no le metas la polla y los huevos a la vez. Aunque desconozco el tamaño de tus dignas partes ni la flexibilidad de la boca de la roncadora, no es cuestión tampoco de provocar un espasmo respiratorio a las primeras de cambio. Yo empezaría primero por la polla, hasta que se despierte. Por cierto, introdúcela cuando ya esté erecta y algo preparada, porque dará mejores resultados ;) Besos
Wawwwwww qué rica terapia... pero entre tu y yo, a mi q no me despierte con esos sobresaltos, a mi edad no se hasta donde podría aguantar.
ResponderEliminarPor cierto, cuando ella ronca y no me deja dormir sería un peligro meterle la polla en la boca no?
Besotes
Además de poder dormir bien a lo mejor solucionaron su convivencia.
ResponderEliminarY es que la cama es una buena mesa de operaciones.
Un abrazo.
efe
Gùde, ese despertar no sería tan sobresaltado, aunque puede que sí algo inesperado.
ResponderEliminarEn cuanto al peligro de usar la terapia con ella, hombre, algo de peligro puede conllevar. Si no estás seguro, no se la metas en la boca a bocajarro; acaricia primero sus labios (esta vez sí que me refiero a los bucales) con ella, humedeciéndolos, ella se relamerá, los abrirá un poco...y si no funciona así, le das en la cara pequeños guantazos, pero con la polla..y sin pasarte eh? jajaja. Besotes.
Siempreefe, tal y como yo imaginé la historia (y parte me la contaron), no se arregló nada, tan sólo que aquella noche ambos durmieron a gusto. Un abrazo.
Por cierto, quiero agradecer a M. que con sus burradas y su espléndido sentido del humor, me inspiró para esta entrada.