jueves, 31 de octubre de 2013

Jodida, que no jodiendo



Llevo ya varios días muy acatarrada, aquejada un poco de melancolía, sin ganas para nada y encima se me jodió el puñetero ordenador.

Como mucho, podré atenderos de tanto en tanto a través del correo.

Pero.... ¡ volveré !



jueves, 24 de octubre de 2013

Ríos corren



Me dijo alguien en una ocasión que por estas páginas corrían ríos de semen. Y a mí me corrieron escalofríos de placer. Una sensación de deseo y satisfacción infinitos de imaginar que alguien podía excitarse con algunas de mis palabras, con algunas imágenes seleccionadas o por el hecho de haberles dedicado unas reseñas.

El hecho de imaginar a alguien masturbándose con mi página delante me excita enormemente. Imaginar a un hombre masturbándose mientras me lee me lleva al deseo por una parte y por otra, a la rabia de no poder colaborar más “directamente”.

Pero esos ríos corrieron, y ya no sólo en mi imaginación. Gracias a los valientes que habéis enviado vuestras pollas erectas. Gracias a los valientes que se dieron placer para mí ante una cámara. Gracias a los vídeos tan morbosos que me habéis mandado. Sí, lo sé…ese material no está publicado, era sólo para mí…. pero eso me lleva a poder afirmar que, si no son ríos, al menos algún litrito que otro sí que he disfrutado.

Por cierto….que estoy dispuesta a seguir disfrutando, que yo también “chapoteo” por aquí de vez en cuando. Y si alguien más se anima con imágenes, seguiré poniéndome salida-berraca perdida.

Gracias a las chicas también, las menos. Estoy segura de que vuestras imágenes han contribuido también a aumentar el flujo de ese maravilloso “oro blanco”.



Imagino la escena en que este lector está a puntito de caramelo….quiero creer que ha pensado en mí para llegar a tener una polla así, esplendorosa, a punto de reventar…. Y él se acaricia, me piensa, se excita más…. Sigue masturbándose imaginando cómo serán mis manos, grandes, pequeñas, suaves, rugosas, blancas, morenas,…y el placer le va a sobrevenir pero él quiere alargarlo más.

Se incorpora, va hacia el ordenador y me escribe un correo. Yo lo leeré horas después, asombrada por haber sido capaz de excitar a un hombre como él. Y contesto su correo, asombrada y agradecida, e intento retener mi deseo hasta la noche, hasta que en la soledad recuerdo tan excitante correo.

Horas antes, él siguió masturbándose, y me hubiese gustado que me imaginase como yo le imaginé…. Directamente sentada sobre él; esa polla apuntando hacia el cielo está clamando que un coño chorreante la cubra, la engulla.


Y él no puede más, quiere acabar….va a correrse…y aún tiene fuerzas para alargarlo unos minutos más, tomar un papel y escribir una nota. 


Imagen cedida por un lector que prefiere permanecer en el anonimato
(para comerte!)

sábado, 19 de octubre de 2013

Hoy quiero confesar



Cuando empecé con este blog, era sólo como una especie de hobbie y no sabía ni lo que iba a salir. Poco a poco salió lo que véis, no hay más.
Pero a medida que el blog avanzaba, a medida que veía que algunos os animábais y mandábais fotos, relatos,…yo me sentía animada a continuar. Y entonces, por el blog o por la vida misma o por un poco de ambas cosas, me puse como dos metas a conseguir: una, volver a sentirme una mujer sexy y encontrar al menos a un hombre que así lo creyese también. Y otra, tener un encuentro íntimo con el hombre que me ha levantado grandes pasiones en los últimos tiempos y del que también he hablado aquí en ocasiones.

Ahora….ya he conseguido esas dos metas. ¿Y ahora qué? ¿Ahora esto toca a su fin? ¿Me queda aún algo por explicar, por contar, por compartir?
No lo sé, no tengo ni idea. Pero en ésas estaba, cuando recibo un correo de un lector regalándome una imagen para el blog. Y venga, remonto de nuevo; la publicaré en breve…vuelve a haber algo que contar. Y de hecho, ahí ando en dos proyectos con dos lectoras, y que espero que pronto puedan ver la luz. Así es que aún queda algo de camino.

Cuando empecé este blog, tenía otros dos. Y poco a poco los fui abandonando hasta clausurarlos y me centré en éste. Y ahora, ando con la idea de la creación de uno nuevo…aún me queda mucho por hacer, pero todo se andará. No sé si eso implicará clausurar éste o no, y deciros adiós.
No es que abandone los blogs….esto es como los hijos, nacen, crecen, se disfrutan…y un día se hacen mayores y se piran.
No ha llegado el momento, no voy a finiquitar este blog…aún me queda mucho por excitarme yo sola y con vosotros y vuestras palabras.


Hoy sólo clausuro una sección: Confesiones. Todo lo que podía confesar, ya lo he hecho. Todo lo que podía contar de mí, ya está explicado también. Por cierto…agradecer a quienes no se quedaron con la impresión que pueda ofrecer un personaje y que intentaron conocer a la persona. La mayoría sois estupendos-as, con sentido del humor, amables, gratificantes y agradecidos, excitantes!…lo mejor que me llevaré de aquí.
(Para los que no se hayan muerto de aburrimiento leyendo, pincha aquí)

lunes, 14 de octubre de 2013

Mimitos



Cuando llevas mucho tiempo sin tener relaciones sexuales con nadie, te duele todo. El síndrome de abstinencia es bastante duro. Sólo puede saberlo quien lo haya padecido. Y quien no lo haya padecido no puede decir “yo no lo soportaría”, porque eso es porque no se ha visto nunca en según qué circunstancias.
El caso es que se echa de menos, mucho, muchísimo. Y para ir superándolo, se practica el sexo con uno mismo, y en ocasiones participando con algún juguetito.
Y momentáneamente quedas resarcida, satisfecha (no sé si plenamente), pero tu cuerpo ha sentido. Te das cuenta de que sigues viva. Y así hasta la próxima. Y cada día te duele más darte cuenta de que, como el chocolate, masturbarse no es un sustitutivo del sexo; en algunos casos será un coadyuvante y en otros un paliativo.


Pero hay algo que no puedes paliar a solas, y son los mimos; esos gestos, caricias, guiños, besos que recibes cuando acabas de tener sexo con alguien. Sí, chicos, ya sé que muchos sóis de acabar reventados y poneros a dormir casi inmediatamente. Y el que aguante un segundo asalto (o más, jejeje) se pone a dormir después también.
Hay que cuidar esos detallitos del después. ¿Verdad que cuidamos mucho los preliminares (salvo que sea un aquí-te-pillo-aquí-te-mato)? ¿Por qué no esmerarnos también en los postcoitales?
Tanto como el sexo yo echo muchísimo de menos esos mimos, como que te acaricien la espalda, o te besen el hombro, o quieran estar un rato abrazados a ti, o que te acaricien la cabeza (ufff, esto me vuelve loca!).


No os hagáis de rogar, chicos. Estos gestos pueden parecer románticos pero no os compromete a nada. Puede ser un polvo de una noche y acabar así; seguro que ella (al menos si fuese yo) lo recordará con mucho aprecio.
Y ya, para los que se lo curren mejor, y si habéis podido dormir juntos esa noche, qué tal si le preparas un baño caliente o un suculento desayuno?



Sé que quizás tendría que haber evolucionado más y olvidarme de estos detalles “pseudoamorosos”, pero no he podido. Ahora, cuando me encuentre con un tipo, no sé si le diré “Fóllame” o “Mímame”….quiero las dos cosas! Tú me mimas, yo te mamo.

viernes, 11 de octubre de 2013

El comedor perfecto



 
A él le encanta comer coños. Así de llano y de simple.
Nada le llena, le excita ni le satisface tanto como tener un coño en su boca, saboreándolo, haciendo que su lengua juegue con él, haciendo que el clítoris se hinche incluso hasta límites insospechados para su dueña.

Él deja elegir a la mujer que le ofrezca su coño la posición en que ella lo prefiera: tumbada boca arriba, a cuatro patas, sobre su cara, de pie mientras él se arrodilla,… en cualquier posición él disfruta lo mismo y sacia ese deseo de comer, lamer y chupar, cada vez más incontrolable.
Aunque su vasta experiencia le ha demostrado que la mayoría de las mujeres disfrutan más de una comida de coño mientras están tumbadas boca arriba, pudiendo así abrir más sus piernas ofreciéndole a él esa abertura en todo su esplendor, y resultándole a él quizás más cómodo también.


A veces, en sus citas, ha llegado a espantar a alguna mujer, porque no todas entienden que él sólo quiera comerle el coño, y si puede ser varias veces seguidas, mejor. No todas las mujeres entienden que él sólo quiera eso.
Y su lengua, entrenada magistralmente coño tras coño, está vigorosa y no se cansa nunca de lamer.


Él sabe percibir en su lengua cuándo una mujer necesita que él acelere el ritmo de su lengua, o lo ralentice, o cuando ella necesita una penetración con los dedos paralelamente al juego de la lengua….
Como un ciego que desarrolla algún otro de sus sentidos, él ha desarrollado unas aptitudes increíbles en su lengua, y distingue texturas, sabores, rugosidades, vellos, olores,… él sabría reconocer con los ojos vendados y usando su lengua, cualquier coño que hubiese probado antes.
Y él no pide nada a cambio. Porque el placer lo obtiene así. Si alguna de las mujeres a las que ha practicado un excelente cunnilingus pretende después practicarle una felación o simplemente follar, él lo permite…y disfruta, y generalmente se corre. Pero si eso no sucede, si en alguna rara ocasión alguna mujer no quiere nada más después, él ya está satisfecho, se siente pleno a pesar de que algunas veces acabe masturbándose para calmar su excitación.


Otras mujeres, quizás las menos, le han entendido, y le ofrecen gustosamente su coño de cuando en cuando. Y él disfruta, y ellas gozan, y ellas odian comparar pero nadie les ha comido el coño nunca de semejante manera.

Es el comedor perfecto. Lo hace muy bien, se adapta a cualquier coño, no le importa repetir una y otra vez y no espera nada a cambio. Para mí sería ya perfecto del todo si fuese, por ejemplo, mi vecino y pudiese llamarle cada noche. 


Dedicado con cariño a alguien que, aunque no lo he probado, creo que es un gran comedor.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Sentirse


¿Cómo me he sentido cuando él me ha pedido hoy que sea su regalo de su próximo cumpleaños?







domingo, 6 de octubre de 2013

Venderte la moto



Imagina que tengo una moto y quiero venderla. Partamos de la base de que la moto es algo vieja, de segunda mano, usada. La carrocería no está impecable, probablemente necesitaría una mano de pintura. En cambio de motor está bien. Puede que no sea una moto para participar en campeonatos pero muy útil y te llevaría a cualquier parte.

Partamos también del hecho de que soy buena gente y en principio no voy a timarte con esta venta, y que pido un precio más o menos ajustado al producto.
Con estas premisas, puedo venderte la moto con diferentes enunciados:
a)      No, no puedo mandarte una foto porque quizás no te gustaría lo que vieras. En cambio, si la probaras, te encapricharías de ella; es una moto cómoda, potente, te llevará a todas partes, te hará sentir libre. Sólo tienes que venir a verla.
b)      Vale, te mando una foto de la moto, pero no te quedes con esa primera impresión. Ven y pruébala, y luego me dices.
c)      Si te mando una foto, sabiendo que es una moto vieja y el aspecto que tiene, ya ni vendrás, es que ni te molestarás, aunque yo te asegure que es una moto genial.

¿Con cuál de estas opciones te podría convencer más y mejor para venderte la moto? ¿Me compraríais la moto o buscarías otro vendedor, o una moto mejor?

Esto es parte de un pseudo-estudio que me he inventado para discutir con alguien sobre si sé o no vender un producto. Ah…y no pretendo venderos la moto!


jueves, 3 de octubre de 2013

Malditos convencionalismos




Querido… nadie podría entender estas palabras excepto tú:

Cuando a veces te veo sentado a lo lejos, de espaldas, siento deseos de acercarme a ti, por detrás, y sorprenderte con un beso en el cuello. Aunque viendo tus espaldas, lo primero que se me viene a la mente es quitarte el suéter y acariciar toda tu espalda, recorrerla sin dejar un solo hueco. Tras esto, te giraría para proceder a hacer lo mismo por delante. Pero me contengo. Tengo que contenerme.

Cuando observo tus brazos no puedo dejar de imaginar cómo será sentirse entre ellos, hasta dónde serían capaz de abarcarme. Y entonces me dan ganas de correr hacia ti, abrazarte, esperar que el abrazo sea correspondido y entonces comprobar la fuerza de tus brazos, o su calidez o su furia. Pero me contengo. Tengo que contenerme.

Cuando te oigo hablar, a veces no te escucho, o no muy atentamente, porque simplemente lo que siento es el zumbido que me provoca la presión de tener que aguantarme las ganas de comerte la boca. Pero me contengo. Tengo que contenerme.


¡Cuántas veces te he imaginado desnudo a mi lado! O desnudándote. Me he imaginado cientos de veces cabalgando sobre ti, a veces en la soledad de una cama vacía y otras incluso mirándote a la cara mientras hablábamos. He jugado muchas veces a explorarme soñando que eran tus manos las exploradoras.
Hay una serie de convencionalismos (*), pocos pero profundos, que me impiden decirte lo que pienso, manifestar lo que siento, o tirarme sobre ti sin importarme las consecuencias. Y supongo que son los mismos por los que tú te riges.


Conjugo el soportar esos convencionalismos con el juego de la seducción, intentando atraparte tan atrapada como yo me siento, y a veces me sigues el juego. Otras veces es tan sutil, que parece que los dos juguemos al mismo juego pero con diferentes reglas.
Te has convertido en una dulce obsesión, aunque a veces me resulta totalmente amarga, por inalcanzable. Tengo que pensar, aún no sé si quiero apartarte de mi mente (único lugar en el que eres mío) o saltarme a la torera esos malditos convencionalismos. Pensándolo bien sólo son dos, dos putos convencionalismos que me impiden follar contigo.


(*) El convencionalismo es la creencia, opinión, procedimiento o actitud que considera como verdaderos aquellos usos y costumbres, principios, valores o normas que rigen el comportamiento social o personal, entendiendo que éstos están basados en acuerdos implícitos o explícitos de un grupo social

martes, 1 de octubre de 2013

¿Estará casada?




¿Estará casada?
¡La madre que la parió!
Pues claro que está casada... observa el anillazo que lleva...
En su mano izquierda, ¡cojones!
Siempre igual...

Ni llevar anillo es representativo de estar casada, ni no llevarlo de todo lo contrario. Si lo sabré yo...