Querido amante circunstancial:
Hace muy poquitos días hizo un año de
nuestro encuentro, de nuestro primer y último polvo juntos.
Porque cabe una posibilidad remota
pero real de que realmente llegues a leer esta carta, no entraré en relatar
todos los detalles. Pero sí diré que para mí fue una noche fantástica, contra
todo pronóstico.
Contigo me salté una norma que creo
que no me había saltado antes nunca: acostarme con alguien en la primera cita.
Pero fui más valiente aún –o más inconsciente, según se mire- y no sólo lo hice
sino que fue con alguien a quien no conocía, tú.
No puedo reprochar ni reprocharte
nada de lo que sucedió aquella noche, pues todo fue genial. Al menos por tu
parte: un hombre atractivo, una conversación variada y divertida, un ambiente
acogedor, una cama compartida, besos como los que añoraba desde hacía tiempo, y
un empeño dedicado en hacerme disfrutar.
Por mi parte….quizás no estuve a la altura.
Quizás me sentí….pequeña. Sí, algo así, como si aquello y tú fuéseis demasiado
para mí. Más cohibida de lo que soy normalmente, y con la inseguridad que sentí
al ofrecer mi cuerpo, desnudo después de tanto tiempo, ante alguien como tú.
No fui una estrecha. Te expliqué mis
razones, pareciste entenderlas perfectamente, y a pesar de eso o gracias a eso,
creo que la noche se saldó positivamente.
Y entonces llega el día después. Y el
siguiente. Y el siguiente. Y otro más. Y no volví a saber nada de ti. Yo no
esperaba –ni mucho menos pretendía- una relación contigo.Pero sí que esperaba
algunas palabras, algún mensaje, alguna posibilidad de volver a vernos….sin
ningún compromiso y donde yo pudiese demostrar cómo soy realmente y no cómo fui
aquella noche.
Llegué a recibir en bastante tiempo
tres correos tuyos, y todos decían más o menos lo mismo: que estabas liado para
volver a quedar pero que tenías muchas ganas, porque soy “una mujer admirable e
increíble”, palabras textuales tuyas.
Pero ese segundo encuentro nunca
sucedió, y hace ya mucho que hasta dejé de pensar en ello.
No sé por qué razón estos días lo he
recordado. No soy muy buena para recordar fechas, y menos para recordar la
fecha de un polvo….jajaja (bueno, quizás fueron tres?), pero esta fecha, tu
fecha, se me quedó bien grabadita.
Y al fin he encontrado algo que
reprocharte: basta de milongas. Soy lo suficientemente mayorcita para
enfrentarme a muchas cosas en la vida, incluida la verdad. Si alguien no quiere
volver a verte, ¿no es mejor saber el por qué?….”porque no me gustas”, “porque
no me gusta cómo besas, o cómo follas….”, o qué sé yo. Pero no; los tipos
adorables os dedicáis a dorar la píldora, a hacer o intentar hacer que una
mujer se sienta bien, adorable y adorada….falsas palabras cargadas de halagos
hipócritas.
Me quedo con el mejor recuerdo
–irrepetible- de aquella noche y te digo que quizás perdiste tú más no habiendo
una segunda y que, cuando te acuestes con una mujer, con una mujer de verdad, déjate
de tonterías y háblale claro. Las mujeres de verdad podemos con eso y con mucho
más.
Mi ciudad, 19 de mayo de 2013